A inicios del 2019 iniciamos el proyecto "Nuevo producto plástico fabricado con residuo de la industria textil" con el objetivo introducir en el mercado productos de plástico fabricados con granza de polipropileno recuperada procedente de residuos de la producción textil de LIASA.
El proyecto, cofinanciado por la Agència de Residus de Catalunya, se inició en enero de 2019 y finalizó el 30 de marzo de 2021. Lo hemos llevado a cabo junto NG PLASTICS, miembro Cluster del Packaging. Este clúster y la AEI Tèxtils (del que forma parte LIASA) han colaborado activamente en el desarrollo del proyecto.
Este proyecto de simbiosis industrial tiene tres fases:
1. Separación y selección del residuo resultante del proceso industrial de extrusión de hilo de polipropileno. LIASA no puede reutilizar este residuo como materia prima recuperada en el mismo proceso productivo, ya que el hilo resultante no obtendría las propiedades necesarias para su aplicación final, por lo que se inicia este proyecto para buscarle otra finalidad.
2. Transformación del residuo en granza para ser reutilizada en la producción de plásticos.
3. Producción de tapones de botella con la inyección de granza recuperada, manteniendo las mismas propiedades que los tapones fabricados con material virgen. La empresa NG PLASTICS, fabricante de packaging plástico para varios sectores, la ha utilizado para producir nuevos envases con un nivel de calidad y características iguales a las de los mismos envases fabricados con material virgen. A través de este proceso conseguimos un producto fabricado con un 100% de materia reciclada.
Con el objetivo de determinar el impacto ambiental del proceso, se ha realizado un análisis del ciclo de vida (ACV), que ha contemplado los procesos de triturado y extrusión, realizado por el centro tecnológico Eurecat.
Este análisis del ciclo de vida del producto ha determinado que el proceso de reciclaje del hilo de polipropileno es ambientalmente favorable, ya que por cada kg de hilo reciclado evita la emisión de 1.11kg de CO2. Con este plan se consigue anualmente la producción de 5 millones de tapones, que supone un ahorro de 36,5 toneladas de materia prima virgen y una reducción de la huella ambiental de más de 40,5 toneladas de emisiones de CO2 equivalentes.